¡Aquí estoy de nuevo! Tras casi un año de parón en el blog ya estoy de vuelta pero con una vida muy diferente a la del último post…
¿Por donde empezar? Pues por el principio! O mejor dicho por el final de la antigua etapa.
Como ya sabéis, en los últimos posts del año pasado me faltaba poquito para casarme… Pues bien, ¡me casé! Fue el 17 de Junio y fue un día maravilloso. Unirme al hombre de mi vida rodeados de toda la gente que queremos, en un lugar precioso y un día de verano increíble fue una sensación única que recordaré con muchísimo cariño toda mi vida.
El día pasó en un abrir y cerrar de ojos y desembocó en un par de días de bajón y subidón al mismo tiempo mientras recordaba todos los sentimientos pero aun faltaba la luna de miel, el viaje que sin duda nos iba a cambiar la vida.
Estuvimos 6 días en Nueva York y 6 en Riviera Maya.
Y es precisamente en este último lugar donde nos llegó la gran sorpresa… Mucho sueño, cansancio, repulsión a los olores, un retraso de 6 días… ¡¡¡Boom!!! ¡Test de embarazo positivo! ¡Me casé embarazada y no teníamos ni idea!
En ese momento solo pensábamos en volver a España y asegurarnos que todo iba bien. Aun así exprimimos los últimos días de nuestra luna de miel, eso si, 0 alcohol, 0 tabaco, 0 sushi!Aunque fue una época de muchos miedos y preocupaciones, todo fue genial. El bebé crecía correctamente y yo, excepto unas semanas de nauseas, mucho sueño y cambios de humor, llevé un embarazo muy bueno.
Día 2 de Marzo, salgo de cuentas y ¡sorpresa! Mi niño quiso acudir muy puntual a nuestra cita. Hubo alguna complicación en el parto, nada grave, pero fue necesario hacerme cesárea.
Ahí estaba Nicolás, el amor de mi vida.
Este es el resumen de mi último año. A partir de ahora, vuelvo a la carga con mucho que compartir con vosotras. No me perdáis la pista...